Inspirado en Esteros del Iberá, ubicado en la costa oriental de Argentina. Iberá posee una exuberancia de islas flotantes donde sólo el espíritu de la naturaleza está presente. Un ciervo descansa en el río, mientras que una cierva atiende a su cervatillo y los carpinchos se alimentan de los frutos de las palmeras. SONIDOS DE AGUA, VIENTO, ANIMALES E INSECTOS se mezclan en armonía conjurando una escena de serenidad. Combinado con una paleta de colores suaves, la variedad de árboles de caranday decoran las orillas del río y añaden una misteriosa profundidad al fondo; una celebración de la maravilla y la belleza de este paisaje monumental que sólo se encuentra en las profundidades del río Paraná.