Los árboles sagrados de la Patagonia despliegan sus estilizados troncos coronados en este mural monocromático de trazos livianos que une el universo onírico de la fábula que lleva su nombre y la naturaleza autóctona de las tierras del sur. Elegancia, encanto, sutileza y fantasía para una escena lúdica y atemporal, cuyos particulares protagonistas enaltecen.